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Bacías de barbero y encuestas de opinión

Don Quijote no ve el recipiente metálico que se colocaba bajo la barba del cliente, confunde la vasija del barbero con una celada o yelmo de un caballero.
El brillo del objeto metálico al sol le hace descubrir ‘el yelmo de Mambrino’ y la bacía desaparece por encantamiento.
Sólo es cuestión de invertir la realidad.
El barbero se ha colocado la bacía al revés para protegerse de la lluvia y ésta se ha trasformado en yelmo.
Don Quijote la reclama y lanza en mano la obtiene.
Arrebatada a su propietario el barbero, luce en la cabeza de don Quijote hasta el reencuentro de ambos en la venta.
Y, entonces, la historia da una vuelta al sentido de la realidad, al preguntar don Quijote a la asistencia si se trata de una bacía o un yelmo.
“No hay duda -respondió a esto don Fernando-, sino que el señor don Quijote ha dicho muy bien hoy que a nosotros toca la difinición deste caso; y, porque vaya con más fundamento, yo tomaré en secreto los votos destos señores, y de lo que resultare daré entera y clara noticia” (cap.XLV)
Milan Kundera, en la introducción a la edición inglesa del Quijote (artículo de Kundera traducido por primera vez en el Cultural), compara esta escena con un sondeo de opinión.
Señala Kundera que el primer sondeo de opinión en Francia se realizó en 1938 para determinar si los franceses eran favorables al pacto de Munich con Hitler y que el resultado fue afirmativo.
Y remata Kundera cruelmente: “Los lectores de Cervantes no se llaman a engaño: todas las votaciones, todos los sondeos de opinión tienen por modelo el clásico escrutinio de la venta cervantina”.
Quizás excesivo y un punto antidemocrático.
Pero, real, si los términos de la encuesta están mal planteados, si los términos planteados en oposición se sitúan entre las fantasmadas esquizoides (por muy don Quijote que sea) y la realidad. No se pueden ponen en dos platos igualados de la balanza.
Es el caso de muchas encuestas sobre emigración, emigrantes y ‘acogidas’ varias.
La creación de realidad – carácter performativo del discurso – a partir de la ficción, se completa.
Y la bacía se transforma en yelmo para algunos, para muchos.
Ante la pataleta de los menos, del barbero que se ve desposeído
Preguntar
- ¿Cree usted que es un problema la inmigración?
Es disputar sobre la bacía del barbero o el yelmo de Mambrino. La fantasía de la pregunta que transforma la realidad en ficción nos llevaría a preguntarnos:
- ¿Qué es un problema?
- ¿Existe la inmigración?
Pero, los que no creemos reales los términos de la pregunta nos quedamos en la pataleta del barbero mientras aumentan los que contestan afirmativamente – más cuanto más se les pregunta, porque la pregunta es una realidad bola de nieve que aumenta al descender por el talud.
Sociólogos, cuidado, o creáis el problema al preguntarlo.
Pero don Quijote nos contesta impertérrito:
“Eso que a ti te parece bacía de barbero, me parece a mí el yelmo de Mambrino, y a otro le parecerá otra cosa” (cap. xxv)

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